viernes, 14 de septiembre de 2012

Happy Endings: Mi comedia veraniega

Hoy han empezado a bajar un poquito las temperaturas en Barcelona. Este verano, al que el adjetivo 'intenso' (para lo bueno y para lo malo) se le queda corto, está llegando a su fin. Y hoy precisamente me he acordado de Happy Endings, la comedia que me ha acompañado durante esta época del año.

Necesito capítulos de 20 minutos: para los desayunos de fin de semana, para ese ratito que pasa desde que termino de comer hasta que me voy al gimnasio, y para minimomentos en general, en los que no hay tiempo para el resto de series de episodios más largos. Esta fue la primera razón por la que me acerqué a Happy Endings, reconozco que con reticencias, debido a su tufillo a Friends. De hecho, no esconden las similitudes, y en uno de los episodios hasta nos dicen qué personaje de Friends serían cada uno de ellos... ¡y resulta divertido, incluso para una no-fan de Friends!


Su premisa tampoco me resultó demasiado atractiva al principio: Alex deja plantado a Dave en el altar y el resto de la pandilla decide no tomar partido. Pero lo que no esperaba es que en el resto del grupo hubiesen personajes tan interesantes y sobre todo, tan rematadamente divertidos. No hay ni uno que me caiga antipático, ¡y eso es un gran qué! Los seis tienen sus pequeñas peculiaridades y sus grandes rarezas. Mis favoritos, sin duda, Brad y Max, el primero por sus arrebatos afeminados e histriónicos y por su apasionada relación con su esposa Jane, y el segundo porque es excesivo y alocado desde que se levanta hasta que se acuesta (excepto, claro está, durante su hibernación).

Happy Endings me ha sorprendido y me ha gustado mucho porque no es una comedia blanda, sino que es muy loca, algo irreverente y con un puntito de mala leche más que agradable. Para los que andamos en la treintena es muy fácil sentirse identificados con los personajes y además, os resultarán familiares sus referencias a la cultura popular. Recuerdo que el primer episodio no me estaba convenciendo demasiado, hasta que vi a Penny subida en la cinta de correr del gimnasio, arengándose y jaleándose, pero al mismo tiempo machacándose e insultándose. Ese momento hizo que la serie se ganase la oportunidad del segundo capítulo, lo más importante para tomar la decisión de si seguir con ella o no.

Y seguí y me tragué las dos temporadas emitidas hasta la fecha. Reconozco que no sabía absolutamente nada sobre el orden cambiado de los episodios de la primera temporada, así que los vi desordenados hasta que me enteré, cuando me faltaban unos 3 ó 4 para terminar. Y aunque este no fue impedimento para disfrutar, os voy a copiar aquí el orden correcto, para los que se animen ahora con ella:

1×01, 1×05, 1×09, 1×08, 1×12, 1×07, 1×04, 1×11, 1×10, 1×02, 1×03, 1×13, 1×06

Dicen que la segunda temporada es muy superior, que es incluso más divertida... pero yo no lo noté, quizá porque vi la serie como un todo, sin hacer pausas entre temporadas. Si buscais una sitcom sin pretensiones, divertida, que no os haga pensar demasiado y que os haga reir bastante, Happy Endings puede ser una buena opción.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Out (Natsuo Kirino)


Out es una novela de intriga de la escritora japonesa Natsuo Kirino. Esta ha sido mi primera vez con un autor japonés, y uno de mis pocos encuentros con un género que no acostumbro a frecuentar, el de la novela negra. Por eso, supongo, la historia no me ha entusiasmado.

Las cuatro protagonistas de Out: Yayoi, Masako, Kuniko y Yoshie trabajan juntas en el turno de noche en una fábrica de comida preparada. Las cuatro llevan vidas tristes y complicadas, con graves problemas económicos y familiares. Una de ellas, Yayoi, sufre los malos tratos de su marido, al que un fatídico día asesina en el recibidor de su casa mientras sus hijos pequeños duermen.

La primera persona a la que acude buscando auxilio es su compañera y amiga Masako, quien la ayuda a deshacerse del cuerpo. Para ello, cuenta con Yoshie y con Kuniko, sus otras dos compañeras. Ninguna de ellas está preparada para descuartizar un cadáver y deshacerse de los restos, pero lo hacen, movidas por amistad o por un interés económico. Esto desemboca irremediablemente en una espiral de problemas en la que participarán tanto la policía como los yakuza.

Se trata de una novela sórdida, triste y en ocasiones, bastante gore. Una novela cuya lectura no es agradable por lo que cuenta pero que tiene la facilidad de provocarte el deseo de saber qué ocurre a continuación. Las vidas corrientes de las protagonistas, llevadas a situaciones límite, despiertan en ocasiones empatía, a veces lástima y a menudo repulsión e impotencia. Desafortunadamente, el final me resultó bastante decepcionante, como si la autora hubiese tenido prisa por acabar de cualquier manera después de uno de los episodios más brutales (en el sentido negativo de la palabra) de todo el libro.

No es una novela que recomiende a los que no sean fans del género, pero en cambio sí que os digo que si la empezáis, sentiréis la necesidad de llegar al final para ver cómo termina todo.