lunes, 7 de octubre de 2013

De pilotos

Si te gustan mucho las series de televisión, tanto como para descargarlas en versión original, comentar lo que ves en Twitter o incluso, tener en tu móvil una aplicación con un calendario de los próximos capítulos en emisión, eres de los míos y en estos días estarás pensando qué nuevas series sumar a tu lista, cuáles descartar (aunque solo sea por el póster promocional) o cuáles de las que sigues vas a abandonar, porque ni el disco duro, ni la vida, ni la paciencia, te dan más de sí.

Por eso, yo este año no voy a seguir ni con The Mentalist, ni con Once Upon a Time, ni con Modern Family, ni tampoco con The Vampire Diaries, de la que por cierto no vi el final de la temporada anterior. Se suman a las que se cayeron por el camino, como Revenge, Blue Bloods o Person of Interest, y puede que me esté olvidando de alguna otra que seguramente se lo tenía bien merecido. En un principio, la intención era hacer sitio a lo que ha de venir, pero el panorama de los pilotos tampoco está siendo demasiado alentador. 

Hay excepciones, como Masters of Sex, serie ambientada en los años 50 y que nos muestra la investigación y los experimentos de un ginecólogo especialista en fertilidad, que quiere cualificar y cuantificar las reacciones del cuerpo y de la mente ante los estímulos sexuales. La serie tiene un aire muy elegante, la ambientación es buena y las historias personales de cada uno de los personajes, así como las relaciones entre sí, captaron mi atención desde el primer episodio.

Pero los pilotos a menudo son engañosos y tramposos, como el de Hostages, serie que me llamó la atención por la premisa y por dos de sus actores principales: Toni Collette y Dylan McDermott. En el piloto, vemos cómo secuestran a la familia de la cirujana que ha de operar al Presidente de los Estados Unidos, y le ponen como condición para que tanto ella como los suyos sean liberados sanos y salvos, que el Presidente muera en la mesa de operaciones. Un argumento muy de película de domingo por la tarde en Antena 3, pero que a mí en principio me gustaba. Lo malo es que si a un argumento tan manido le sumas que en el segundo episodio no pasa absolutamente nada, ya tenemos otra serie cuyo destino no pinta bien.

Y ahora podría hacer alguna analogía o algún chiste sobre decapitaciones y la corta vida que le he dado a Sleepy Hollow, pero me da pereza. La misma pereza que me dio terminar el segundo capítulo. Pero lo hice. Lo hice y llegué a la conclusión de que, a pesar de la oleada de entusiasmo que corre por los habitantes de mi timeline de Twitter, yo me marcho de Sleepy Hollow y que ustedes lo pasen bien. El único atractivo que finalmente le encontré a la serie eran los choques culturales y temporales entre los dos protagonistas. Al tercer chiste a propósito de cafeterías, duchas o televisores, se pierde toda la gracia.

Nada de gracia, sino más bien todo lo contrario, es lo que tiene el show de Michael J. Fox. ¿Por qué quieren obligarnos a ver una serie de los 90 en la temporada 2013-2014? Estaba convencida de que me iba a gustar, ¡estamos hablando de Michael J. Fox! Pero no, resulta que estábamos hablando de un tsunami de caspa. Paso. Ya veré al actor haciendo tele de la buena en The Good Wife.

En cuanto a Marvel's Agents of S.H.I.E.L.D, a la que pienso referirme como 'la de Marvel', decir que no esperaba que me entusiasmase y no lo hizo. El piloto me pareció correcto y quizá hasta un poco soso, pero le di el beneficio de la duda, un crédito que solo llegó hasta la mitad del segundo episodio. Esperaba más acción, más explosiones, más puñetazos, más porrazos...  y menos diálogos presuntamente guays. La conversación entre Skye y Mike en la cafetería al principio del episodio, y la que posteriormente ella mantiene con Grant durante el interrogatorio, tienen un humor con el sello del Amado Líder Pelirrojo: Joss Whedon, que puede hacerte mucha gracia porque lo encuentras tremendamente ingenioso, o parecerte una soberana tontería infantiloide. No recomiendo entrar en este debate por nada del mundo.

A cosas nuevas que llevan en su título a padres, madres, esposas trofeo y a otros parientes, como los Goldbergs, he preferido ni acercarme. Evito también más series sobre policías, médicos o abogados. De otras he huído nada más ver la imagen promocional, como es el caso de Hello Ladies, o de The Blacklist, porque no puedo soportar a James Spader. Y sobre otras muchas de la lista de las que ya se han estrenado, estoy esperando el veredicto del respetable, tanto del que importa a los anunciantes, como del que realmente me importa a mí: el que twittea sin orden ni concierto lo que ve, lo que oye, lo que siente, lo que ama y sobre todo, lo que odia.

viernes, 4 de octubre de 2013

El derecho a releer

Como una novela es un libro de Daniel Pennac que he descubierto gracias al blog Club de lectura 2.0 y que ha pasado a engrosar mi lista de lecturas pendientes. En él, el autor enumera 'los derechos del lector' en forma de decálogo, y en el punto número cuatro aparece 'el derecho a releer'. 

Me gusta releer. El afán de descubrir libros y autores nuevos a menudo es un obstáculo, pero hay épocas en las que las relecturas cobran protagonismo porque las ganas de recordar y de revivir alguna historia ganan la partida. En el puesto número uno de mis relecturas está Forastera, una novela romántica (o histórica, o de aventuras, o incluso un poco fantástica) de Diana Gabaldon que me prestaron en 1997. ¿Han sido siete u ocho veces? No podría decirlo, no lo recuerdo con exactitud. Pronto Starz la adaptará a serie de televisión, y yo estoy temblando de miedo. Pero de eso ya me ocuparé en el futuro. 

Otras relecturas ilustres son las de la saga Canción de Hielo y Fuego, justificadas por la complejidad de la historia, los numerosos escenarios y la cantidad personajes. Siempre descubres nuevos detalles cuando relees algo tan cargado aunque la línea básica del argumento esté clara, y hechos que en apariencia no tenían importancia, se viven de otra manera al conocer ya el desenlace. Tras la relectura de los tres primeros volúmenes, me animé a meterme en una relectura de Festín de Cuervos y Danza de Dragones, que algunos consideran kamikaze y que yo estoy disfrutando como si leyese estos capítulos por primera vez. Una relectura de ambos libros, en orden cronológico, basándome en una lista realizada por fans. Perdón: Ultrafans. 

 Me consta que hay personas que no lo comprenden. ¿Por qué volver a leer una historia de la que ya conoces el final? ¿Por qué volver a meterte en las vivencias de unos personajes de las cuales ya conoces el desenlace? El tiempo es oro. Pero cuando hablamos del ocio y de las aficiones, la inversión del tiempo es subjetiva, y muchas veces no se rige por el sentido común. 

Tengo una memoria bastante selectiva. En lo que a literatura se refiere, a menudo me quedo con detalles inverosímiles, y olvido puntos fundamentales de la trama. Cuando tenía ocho años leí por primera vez la novela de Roald Dahl: Boy, Relatos de infancia. Recuerdo a la perfección que tenía ocho años porque coincidió con mi primer cambio de casa, el primero de muchos que vinieron.

Hace unas semanas me animé a releerlo y lo hice en inglés, sorprendiéndome de lo vívidos que eran algunos recuerdos, a destacar entre ellos el olor y el sabor que me venían a la nariz y a la boca al entrar en la tienda de chucherías de la señora Pratchett. También recordaba con todo detalle cómo se rompió el brazo el padre del protagonista, o la broma que le gastan al cuñado, sustituyendo el tabaco para fumar en pipa por cacas de oveja. Pero no recordaba mucho más de la historia, así que la relectura tuvo mucho de novedad, exceptuando esos olores y sabores que en un momento imaginé y que se grabaron en mi memoria, junto con un accidente y una broma pesada. Supongo que fue lo que más me llamó la atención por aquel entonces. 

Hay muchos otros libros que me gustaría volver a leer. Pero de momento no se me ocurre ninguno que me haya provocado tanta curiosidad y nostalgia como Boy. Me acerqué de nuevo a él con respeto, incluso con algo de miedo a la decepción, a que los muros que vamos construyendo a nuestro alrededor a medida que cumplimos años, le hubiesen robado la magia, o me la hubiesen robado a mí. Y he tenido la gran suerte de que la experiencia, con este componente místico si así lo queréis llamar, haya sido absolutamente maravillosa.

Aquí tenéis el post de "Como una novela" en Club de lectura 2.0.

viernes, 7 de junio de 2013

La Reina Blanca / The White Queen (Philippa Gregory)


El próximo 16 de junio se estrena una nueva serie histórica de la BBC: The White Queen, basada en la Guerra de las dos Rosas y concretamente en la figura de Elizabeth Woodville, esposa del rey Eduardo IV de Inglaterra. La serie es una adaptación de la novela del mismo título de Philippa Gregory.

Inglaterra está sumida en una contienda familiar, una guerra entre primos y hermanos, descendientes todos de los Plantagenet, que luchan por la Corona. De hecho, la saga de novelas en inglés se titula The Cousins War. Es el enfrentamiento entre los Lancaster (cuyo emblema era una rosa roja) y los York y su rosa blanca. Posteriormente encontraremos la rosa Tudor, que combina el rojo y el blanco en su emblema… pero esto ya es otra historia.

Tras el escándalo que supuso la boda de Eduardo IV (en el bando de los York) con Elizabeth Woodville, una plebeya de origen noble cuya familia había luchado en el bando de los Lancaster, la corte sufre un cambio radical. La familia del rey queda un tanto desplazada, mientras que los Rivers (título que ostenta la familia de Elizabeth) van haciéndose con el poder y controlando todos los estamentos. Esto dará lugar a graves luchas internas, en ocasiones muy sangrientas, y en las que tenemos un pequeño (muy pequeño) componente mágico, en atribuírsele a Elizabeth, a su madre Jaquetta y posteriormente a una de sus hijas, conocimientos de brujería.

Cuando empecé con la novela, creí que iba a ser más romántica que histórica y en realidad no es así. En La reina blanca encontramos principalmente intrigas políticas, urdidas casi siempre por mujeres que, desde la posición de presunto poco poder de la que gozaban en el siglo XV, época en la que sucedieron los hechos, demuestran que aquí la palabra que importa es “presunto”, porque poder tenían y en cantidad.

La ambición por colocar a sus hijos en el trono de Inglaterra es lo que conduce al enfrentamiento, siempre desde la distancia y de la manera más cortés, entre Elizabeth Woodville y a su enemiga Margarita de Beaufort, madre de Enrique VII (padre de Enrique VIII, como ya suponéis). Hay más mujeres jugando a este juego de tronos*, como son Ana Neville, hija de Richard Neville, conde de Warwick y conocido como The Kingsmaker (el hacedor de reyes). Pero en esta primera entrega de la novela, la partida la juegan principalmente Elizabeth y Margarita.

La narración es muy ágil y muy directa, ya que está en primera persona del singular y casi siempre en presente de indicativo. El punto de vista es siempre el de Elizabeth, y otros hechos en los que ella no está presente nos son explicados a través de cartas o de otros personajes que mantienen conversaciones con la reina.

La Reina Blanca me ha gustado mucho más de lo que esperaba, le he dado un 4/5 en Goodreads y en breve quiero leer la segunda parte, La Reina Roja. También estoy impaciente por empezar a ver la serie, a juzgar por los trailers, me da muy buen feeling. 


*Una de las fuentes de inspiración que tuvo George R.R. Martin para escribir Canción de Hielo y Fuego fue precisamente esta contienda, así como lo fueron los Lancaster y los York a la hora de crear a los Lannister y los Stark.

 

domingo, 3 de marzo de 2013

Hermanos Winchester que estáis en las alturas...


Supernatural ha sido renovada por una temporada más. Y van nueve. Aún recuerdo cuando, a punto de terminar la quinta, ¿o era la sexta?, empezaron los rumores de que se terminaba para siempre, y yo me alegré...  más o menos.

Me encanta la serie, soy fiel, me sometí a aquella dura prueba que fueron los Leviathan y la superé. Pero también me gustaría ver a Ackles y Padalecki haciendo otras cosas, y no necesariamente juntos... y también me gustaría comprarme la serie completa en DVD, BluRay o en el formato que sea que haya cuando por fin se decidan a finiquitarla... Personalmente, no veo la luz al final del túnel.

Con el capítulo de esta semana me lo han confirmado: esto puede no terminar nunca. Harta de la aburrida mitología judeo-cristiana, los capítulos procedimentales se convirtieron en mis preferidos. Y en el de esta semana han desviado la atención hacia el Olimpo grecorromano y me han hecho feliz centrándose en el mito de Prometeo y con estrellas invitadas como Zeus y Artemisa. Aún no me he decidido sobre si lo que hicieron fue una genialidad o una barbaridad, pero me encantó.


Supongo, y en el fondo espero, que el capítulo de esta semana: Remember de Titans, haya sido un procedimental más. En el caso de que quieran tirar de este hilo, nos podemos poner fácilmente en 19 temporadas, y todos calvos. Pero a juzgar por el final del capítulo, en el que en un acto a la desesperada por estropearlo de la manera más triste posible, vemos a Dean 'rezándole' a su Castiel, no será así. Luego nos sorprenderemos de las bromas de tipo 'gay friendly' que se le hacen a estos dos, pero es que se lo buscan... 

Bromas aparte, Supernatural está ofreciendo una más que digna temporada para ser ya la octava. Cuando quiere poner a prueba nuestra paciencia con el Dios cristiano y esa mafia corporativista angelical, lo hace, pero cuando quiere, también puede ofrecer capítulos originales y divertidos como el de esta semana. Es también de agradecer que la serie no haya perdido su vis cómica, habitualmente a cargo de Dean Winchester, quien en este capítulo en particular ha estado sembrado.

lunes, 11 de febrero de 2013

Las ventajas de ser un marginado / The perks of being a wallflower (Stephen Chbosky)



Querido Charlie,

Cuando un libro se pone de moda, ya sabes a lo que me refiero, suelo cogerle un poco de manía y me niego a leerlo, al menos hasta que pase la locura. Con el libro que contiene tus cartas a ese amigo misterioso y desconocido, hice una excepción, y no sabes cuánto me alegro. Si tuviese que elegir un solo adjetivo para tu historia, sería “preciosa”.

Te hará gracia saber que un día, mientras leía tus cartas, le pregunté a la amiga que me lo recomendó: “¿Me puedes decir por qué está todo el mundo, incluida yo, leyendo Las ventajas de ser un marginado?”. “Porque acaban de sacar la peli”, me contestó. Sí, han hecho una película a partir de tu historia. A lo mejor estás un poco sorprendido porque pensarás que solo eres un adolescente norteamericano que acaba de comenzar en el instituto, pero te aseguro que eres una persona excepcional y, tal y como te dijo tu profesor de literatura, extremadamente inteligente.

Qué afortunado eres de tener a Bill… ojalá mis profesores de literatura nos hubiesen recomendado libros interesantes y no se hubiesen limitado a esos que eran obligatorios, aburridos, y a menudo, nada adecuados para lectores jóvenes. Tu gusto y tu vocación por la escritura me enternecen. Hay fragmentos de tus cartas que son cautivadores, como por ejemplo en el que dices que los hijos deberíamos regalar a nuestras madres algo en el día de nuestro cumpleaños, porque ellas también estuvieron allí.

La naturalidad con la que haces frente a lo que ocurre a tu alrededor, lo comprensivo que eres con las peculiaridades de tus nuevos amigos, y el amor que profesas a tu familia, te hacen una persona encantadora. Eres un chico dulce, sensible, con un gran sentido del humor y sin embargo, una persona muy fuerte, un superviviente.

Lo que narras es tan interesante, tan divertido y en ocasiones tan intenso, que me hubiese gustado que me enviases esas letras a mí. He de confesarte, no obstante, que esta comunicación unidireccional, como la que mantienes con tu amigo desconocido, sin derecho a réplica, sin poder preguntarte nada, ni aconsejarte, ni animarte, ni felicitarte por tus logros, hubiese sido demasiado frustrante para mí.

Lo más difícil de digerir de tus cartas llegó casi por sorpresa, aunque cuando llegó, pensé que podría haberlo deducido antes. Ya sabes de lo que te hablo, no quiero echar más leña al fuego. Vamos a dejarlo en que, en ese momento, estoy segura de que a todos los que hemos podido leerlo, nos hubiese gustado estar ahí para arroparte. Has de saber que es uno de los momentos álgidos de la película, pero no solamente por su carga dramática, sino porque el montaje de esas secuencias es absolutamente maravilloso.

Sí, estoy segura de que te encantaría la película, es una adaptación más que correcta que cuenta con unos actores y actrices que bordan sus papeles. A mí me encantó, y eso que soy “muy puñetera” cuando se trata de la adaptación de un libro, siempre me estoy quejando, y con The Perks of being a wallflower no me quejé absolutamente de nada. Volveré a verla algún día, pero sobre todo, volveré a leer tus cartas… No sé cuánto tardaré, pero tengo la absoluta certeza de que voy a hacerlo.

Con mucho cariño,

Vanessa


Nota de la autora: Ya sé que Charlie es un personaje ficticio, no me he vuelto más loca todavía.


Nota: 5/5

jueves, 31 de enero de 2013

Tormenta de Espadas: la relectura (sin Spoilers)


Faltan dos meses para el estreno de la tercera temporada de la serie Juego de Tronos. Será el 31 de marzo en Estados Unidos y a través de la cadena HBO. Me propuse volver a leer Tormenta de Espadas antes de esa fecha, y misión cumplida. 

Meses atrás hice también relectura de Choque de Reyes, aunque lo que he disfrutado con este tercero no tiene ni punto de comparación. Una amiga me dijo que si existe un libro que merezca ser releído, es Tormenta de Espadas, "El Libro", dijo ella. He leído y escuchado repetidas veces eso de "El Libro", con sus pertinentes mayúsculas para enfatizar, y seguro que todos lo merecen... sin duda Tormenta de Espadas sí. 

En cualquier revista, periódico o página web en los que se hagan reseñas literarias podréis ver cómo se cantan las excelencias de este pedazo de historia dentro de la saga de George R.R. Martin, así que no me voy a entretener en resumir el argumento y dar mi punto de vista de lo que ocurre, porque además, no quiero que esto tenga spoilers. Pero no me voy a quedar sin comentar lo enriquecedora que ha resultado esta segunda lectura, sobre todo viniendo de haber leído ya Danza de Dragones

Echar la vista atrás en la historia me ha hecho recordar momentos olvidados y sobre todo, captar detalles y 'pistas' que en una primera lectura se me pasaron por alto. Por ejemplo: atanasia es una hierba, y hasta aquí puedo leer. 

Otra de las ventajas que tiene releer un libro formado por tantas tramas, y tan complejas, es que ya sabes hacia dónde te diriges, y el 'stress' de la primera vez desaparece para dejar paso a "la sonrisa de La Gioconda", vamos a llamarlo así. Es esa expresión de autocomplacencia que enseña tu cara cuando conoces el destino (al menos en parte) de muchos de los personajes que ves desfilar ante ti, ¡sobre todo en el caso de Tormenta!, una novela que si tuviese que llevar un subtítulo por obligación este sería sin duda: hasta el apuntador. ¡Y hasta aquí puedo leer...! (otra vez). 

Y no solo eso: al saber el destino que les aguarda, por lo menos en los dos próximos libros, puedes saltarte esos capítulos protagonizados por aquellos que te aburren, que te caen mal... y ese tipo de trampitas sin importancia, como hacer un poco de lectura en diagonal. Os iba a poner un par de ejemplos, pero los he tenido que borrar porque hubiese caído en el spoiler... vamos, lo normal cuando hablamos de Canción de Hielo y Fuego

Con o sin trampas: daros el capricho. Aparcad durante uno o dos meses esas lecturas pendientes y esas novedades de moda que todos vuestros amigos estén leyendo y volved a leer Tormenta de Espadas, sobre todo, si ya habéis terminado Danza de Dragones. No os arrepentirés.

Nota: 5 / 5

jueves, 24 de enero de 2013

Los Magos (Lev Grossman)



“Quentin Coldwater, un joven brillante pero desdichado, vive obsesionado con las novelas de fantasía de su infancia, que transcurrían en un país mágico llamado Fillory. Para su sorpresa, logra ser admitido en una muy secreta y exclusiva universidad de magia en Nueva York, donde recibirá una rigurosa educación sobre los arcanos de la moderna hechicería. Tras graduarse, él y sus amigos harán un descubrimiento asombroso: Fillory es real, aunque no exactamente como imaginaron en sus sueños de infancia…

Lev Grossman ha creado un mundo sumamente original en el que el bien y el mal nunca son absolutos, el sexo y el amor no son simples ni inocentes y la ambición por el poder tiene un precio terrible.”

Esto es lo que dice la sinopsis en la contraportada del libro. Si me pidiesen a mí que lo resumiese, diría que Los Magos es como un batiburrillo de Harry Potter y Narnia protagonizado por jóvenes excéntricos que f***an y beben mucho. Pero esto sería resumir demasiado…

Lo primero que llama la atención es que en la portada se nos avisa de que esta es mágica. Con una webcam y conexión a internet, y siguiendo los pasos que te explican, accedes a un contenido extra. No es la bomba, pero son detalles que se agradecen. Además, el libro está muy bien de precio, todo sea dicho de paso.

Extras aparte, en Los Magos, Lev Grossman nos cuenta  una historia sobre el poder de la imaginación como arma contra el pesimismo y la infelicidad, y se sirve precisamente de una desbordante imaginación para contárnosla. A pesar de las constantes referencias a otras historias de fantasía como Harry Potter, Narnia, o Alicia en el País de las Maravillas, el resultado es una obra muy original y nada edulcorada.

Una de las cosas que más me han sorprendido del libro es precisamente que ese mundo de fantasía al que los protagonistas desean escapar, ya que la vida real se les hace insoportable, no resulta ser ese bonito paraíso que han leído en los cuentos. Los problemas de la realidad les persiguen y sus personalidades trastornadas no cambian aunque ellos cambien el plano de realidad.

Ni Quentin, el verdadero protagonista, ni el resto de sus compañeros, son personajes convencionales: son jóvenes egoístas y hedonistas, siempre borrachos, que también consumen drogas, que practican sexo compulsivamente por venganza o por puro aburrimiento, y sobre todo, muy infelices. Ni el descubrimiento de la magia les servirá de motivación para seguir adelante.

La novela abarca un extenso periodo de tiempo en la vida de Quentin: desde los 17 hasta los 21 años. Está dividida en cuatro partes o libros, que narran desde su ingreso en la universidad mágica de Brakesbill hasta su visita a esa otra realidad, experiencia que cambiará su vida y la de sus amigos. El ritmo no es constante: períodos de tiempo pasan volando y en otros se entretiene mucho, lo que a veces puede resultar extraño y despistar un poco.

 A juzgar por las críticas tan dispares que he encontrado en internet, que van de considerarlo excelente a pésimo, no parece ser un libro que haya causado indiferencia. A mí me ha parecido una buena historia con personajes en absoluto convencionales. Me ha gustado mucho y me ha sorprendido.

Nota: 4/5

martes, 15 de enero de 2013

El entrañable chico de los Moone

Martin Moone tiene 12 años y vive con sus padres y sus tres hermanas adolescentes en Boyle, un pequeño pueblo de Irlanda. Es un niño inteligente, con una imaginación muy activa, talento para el dibujo y un amigo imaginario que no siempre le da los mejores consejos ni las ideas más brillantes, pero que siempre está ahí. 

Este amigo imaginario, llamado Sean Murphy, es en realidad el creador de la serie: Chris O'Dowd, quien de hecho está actuando como consejero de sí mismo cuando era pequeño, ya que esta comedia es autobiográfica. Las conversaciones entre él y Martin son tremendamente divertidas y a menudo surrealistas. 

La familia y los compañeros de colegio del protagonista forman un coro de secundarios fabulosos, sobre todo los adultos. Martin tiene una madre muy activa, siempre con ganas de hacer cosas importantes con su carrera profesional, como meterse en la campaña electoral de Mary Robinson, un personaje real que acabaría siendo la primera Presidente de la República de Irlanda, o bien haciéndose instructora de una versión 'de baratillo' de Weightwatchers llamada Weight Wishers.

En cuanto a su padre, es un buen hombre que trabaja en un taller en su misma casa y al que veremos, por ejemplo, acudir a unas partidas de poker ficticias que son en realidad la tapadera de un grupo de terapia para padres hartos de sus hijos, uno de los momentos más divertidos de la serie. Y hay muchísimos más, como ese momento crucial en el que tiene que hablarle a su hijo sobre erecciones... y ese tipo de cosas. 

Y no puedo olvidarme de las tres hermanas mayores de Martin: Fidelma, Trisha y Sinéad, que también son encantadoras a su manera, cada una con un estilo muy particular. Quizá lo que las iguala es el fuerte carácter del que todas hacen gala, y una relación con su hermano pequeño que va de la total indiferencia al desprecio más absoluto.   

Otro de los puntos fuertes de Moone Boy es el efecto nostalgia, que sobre todo afecta a los que nacimos a finales de los 70. Viajamos atrás en el tiempo hasta 1989 y en la tele de los Moone puede verse la caída del Muro de Berlín, a David Hasselhoff en su mejor momento (sic), a Alexis Carrington, a Linda Evans... oímos a sus hermanas nombrar esa serie nueva llamada 90210... recuerdos compartidos por la generación del creador de la serie, que resulta ser la mía (O'Dowd nació en el 79).

También es destacable el importante papel que juega la banda sonora en todo esto: en la radio de los Moone suenan, por ejemplo Sinéad O'Connor, Simple Minds, U2... y grupos punk irlandeses como Sultans Of Ping, encargados de la canción de cabecera, Where's me jumper

Pero no te preocupes si no compartes recuerdos con Martin o si viviste todo esto que te he contado a una edad diferente a la que tiene el protagonista: las inquietudes y problemas de este crío de 12 años son universales, y Martin es el típico gamberrillo sin maldad que se hace querer.

viernes, 11 de enero de 2013

Una vacante imprevista (J.K. Rowling)



Barry Fairbrother, concejal en el pequeño pueblo de Pagford, al sudoeste de Inglaterra, ha muerto de manera inesperada. Deja mujer e hijos, un equipo femenino de remo al que entrenaba y por supuesto, su cargo como concejal. Una vacante (imprevista) que despertará la ambición de varios vecinos: viejos amigos y eternos enemigos del difunto, así como de algún que otro oportunista. El desfile de miserias humanas, problemas familiares, antiguas rivalidades y oscuros secretos (bueno, no tan oscuros), está servido.

Los que se creyeron aquello de “una novela de misterio e intriga”, que se olviden, y los que leyeron en algún sitio eso de “historia provocadora y dura”, que no se hagan tampoco demasiadas ilusiones. Obviamente, no es Harry Potter y es innegable que Rowling escribe sobre sexo, drogas y pobreza de una manera clara y directa, pero yo no diría que es provocadora, y de misterio e intriga no tiene nada. Se acerca más a un retrato costumbrista que a otra cosa. En algún momento incluso me ha recordado a aquella serie australiana de los 80: Neighbours.

Una vacante imprevista empieza con una muerte y con la aparición de una marabunta de personajes cuya presentación se hace bastante tediosa. Durante los primeros episodios te da la sensación de que no está pasando nada, de que los vínculos entre las personas que te va presentando son demasiado flojos. Pero una vez tienes claro cuáles son los que te caen simpáticos y a cuáles no soportas, empiezas a interesarte por lo que les ocurre. Aunque tengo que reconocer que sus vidas no son excesivamente interesantes y que no les sucede nada excepcional que merezca ser contado, mucho menos en un tocho de 600 páginas.

Conclusión: no es ninguna maravilla, pero se deja leer. ¿Lo recomiendo? ¿Por qué no? Es una historia de vidas cruzadas, que sucede en un período de tiempo corto y en un pueblo pequeño e imaginario. Sin más. Su fortaleza la encuentras en sus personajes, en que te interesen más o menos, y mal escrito no está.

Nota: 3/5